lunes, 6 de julio de 2009

Re(in)ventando géneros

¿Por dónde íbamos? Hace meses que no publicaba nada aquí. Qué desastre... ¡Es el estrés del autónomo! Pero sigamos. Que sólo fue una semana de taller. Y tampoco queda tanto.

Los últimos posts se los dediqué a la HBO (y también a algún que otro apunte). Así que ahora toca una batería de series que comentamos en su día. ¿Y por qué ficción televisiva anglosajona? Porque a día de hoy son el mejor escaparate de una producción internacional que supera viejas dicotomías, abordan –prácticamente todas– la contemporaneidad desde complejos puntos de vista (incluso tabúes), son autosuficientes (no tienen detrás un papá Estado que paga y vigila lo que hacen) y generan comunidades y diálogo en red. Vamos allá.

El asesino en serie: "Dexter"

La psicopatía es un tema fascinante. Tanto Pinker como Punset hablan de ella en los textos recomendados. Sobretodo porque hay mucho psicópata entre nosotros (se habla de hasta un 4% de la población... y en su mayoría son hombres), aunque no hay que confundir psicópata con psicokiller. La mayoría de psicópatas no son asesinos, de hecho muchos de ellos suelen ser gente bien posicionada socialmente (altos cargos en empresas, políticos, deportistas...) y personas muy inteligentes. Básicamente, una persona psicópata es una persona que no siente empatía. Y a día de hoy eso no tiene cura. En Estados Unidos, si detectan que eres psicópata y cometes algún delito grave, te caerá probablemente la cadena perpetua porque no hay rehabilitación que valga. O eso, o te llevan al ejército, a primera línea de fuego, para que te desahogues a gusto con el enemigo. ¿Y Dexter Morgan? Pues resulta que es un asesino psicópata pero buena gente. Bajo una trama, a priori, de palomitas, se esconden cuestiones muy importantes: ¿qué significa el altruismo? ¿hasta dónde llega la representación, la pose y la hipocresía en nuestra vida social? ¿conocemos realmente a la persona con la que convivimos? Todo ello enmarcado en un Miami kitch-latino encantador... Y no os perdáis a la bienpensante Rosa Montero poniéndola a parir.

Una de abogados: "Damages"

Más allá de su increíble reparto (Glenn Close, Željko Ivanek, Ted Danson, Rose Byrne...), esta serie emplea a fondo su narrativa fragmentada a base de flashforwards y flashbacks. En un entorno –el de la abogacía– en el que se juega duro –a base de mentiras, intenciones ocultas, mucho dinero y medios de comunicación– es probablemente la mejor estrategia narrativa por la que se podía optar. Difícilmente sabremos aquí quién es bueno y quién es malo. Y esa ansiedad y dubitación constante es la mar de sana, dados los tiempos que corren... La primera temporada es prácticamente perfecta. La segunda no tanto, pero igualmente vale la pena.

La familia disfuncional: "Family Guy"

Mi admiración por esta irreverente obra maestra ya la dejé por escrito aquí hace cuatro años, con vídeo incluido: «prácticamente no tiene límites, es una gamberrada monumental que consigue arrancar carcajadas donde hacía tiempo no las había, abanderando incluso todo aquello "incorrecto", y apunta alto: machismo, violencia despiadada, homofobia, discriminación física y racial... Pero con una elegancia e inteligencia que hacen girar la tortilla continuamente. Quizás los dos personajes más emblemáticos sean el perro -amante de los Martinis y el miembro de la familia más sensato- y el bebé -un psicópata homosexual reprimido que sueña con matar a su madre y dominar el mundo». Y todo ello desde la ultraconservadora cadena FOX. En cuanto a las comparaciones con "The Simpsons", Casciari las resuelve la mar de bien aquí: "Family Guy, un plagio que necesitábamos con urgencia". Por cierto, acaba de aparecer en la ABC una nueva serie animada de familia disfuncional: "The Goode Family" (buenos ciudadanos, ecologistas y multicultis). Tiene una pinta estupenda.

Una de médicos: "House MD"

¿Qué decir de la serie más vista en el mundo entero? ¿De nuevo otro psicópata o simplemente un amargado? ¿Por qué nos atrae tanto el "refuerzo intermitente", osea, una de cal y otra de arena? ¿Por qué la estructura de todos sus episodios es idéntica –a lo Sherlock Holmes– y, sin embargo, funciona y engancha? ¿Por qué el indomable personaje que interpreta Hugh Laurie despierta tantos instintos maternales? ¿Es cierto eso de que "todo el mundo miente"? Por supuesto, todas las respuestas –que las hay– a esas preguntas no dejan de ser inquietantes...

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