miércoles, 9 de julio de 2008

Cuarto tabú

Sin lugar a dudas, este es el tabú más tabú de todos. Imagino que porque nos pilla muy cerca. Tan cerca que resulta verdaderamente incómodo. Probablemente el siguiente chiste lo explique muy bien:


Los nuevos feminismos

Los hombres y las mujeres no son iguales. Y sus diferencias no nacen (exclusivamente) de mandatos culturales o roles socialmente impuestos. Estas dos frases tan sencillas son y siguen siendo fuente de batallas interminables.

El gran trabajo realizado en el pasado siglo en occidente por el feminismo (o mejor dicho, por los distintos tipos de feminismos) en su tarea por conquistar la igualdad social de la mujer en un mundo eminentemente masculino ha sido muy importante. Pero hemos cambiado de coyuntura. Las bases sobre las que se construyó su discurso han ido transformándose, evolucionando o incluso algunas se han descartado (como todo en la vida). Y en estos momentos, el gran peligro del feminismo es que siga anclado en unas ideas bienintencionadas pero erróneas, que al final resultan contraproducentes. Y esta responsabilidad de "desaprender" y reconstruir un discurso más complejo, informado y científico es una tarea tan o más importante que la desarrollada hasta ahora.

El feminismo que habita en las instituciones (Instituto de la Mujer, medios de comunicación) está empeñando en igualar, a toda costa, a la mujer con el hombre. Pero esa no es la vía. No se trata de que ellas vayan detrás de ellos a base de cuotas, discriminaciones y diccionarios... se trata de construir un mundo adaptado a sus necesidades, talentos y características. Ése es el reto de los nuevos feminismos para el siglo XXI.

Y como este último párrafo podría dar pie a infinitas interpretaciones, lo mejor será citar a tres autoras que lo explican la mar de bien, a modo de introducción.

Helena Cronin

Conozcan a esta encantadora filósofa en "Redes", en el episodio "La batalla de los sexos" (ver, o mejor descargar), uno de los más bellos y mejor resueltos de la historia del programa en Televisión Española. Con un Punset recién recuperado de un cáncer de pulmón.

Louann Brizendine

Neuropsiquiatra que, como mujer inquieta que es, no quedó del todo satisfecha con los estudios de género y demás feminismos setenteros: necesitaba más respuestas. Ha escrito un libro de aspecto superventas pero que toda mujer debería leer: "El cerebro femenino" (2006). Y, cómo no, ha sido entrevistada por Punset.

Helen E. Fisher

Antropóloga y experta en amor. ¿Magnífico oficio, no? Ha escrito el clásico "Anatomía del amor" (1992) y lleva años iluminando y estudiando eso que tan locos nos vuelve a todos. Su entrañable intervención en 2006 en TED (ver o descargar) no tiene precio. También ha hablado con Punset.

4 comentarios:

  1. Me viene a la cabeza una conversación que tuve con una profesora de la UAB, una de las mejores profesoras que he tenido en mi vida, a quien recuerdo con cariño y admiración. Pero un día estábamos hablando sobre el patriarcado, entonces yo le pregunté que, si era una construcción social como ella sostenía, ¿de dónde venía? Su respuesta fue: de la herencia cultural occidental. Pregunté de nuevo: ¿y la herencia esa, quién la inventó? Su respuesta fue: la cultura grecorromana... Pregunté de nuevo: ¿y la cultura grecorromana, quién la inventó? Y ahí acabó la conversación. Ojala Punset se hubiera aparecido para decirnos que "jeje, oye tú, esto de la diferencia de sexos es algo muy reciente, tan sólo tiene 700 millones de años". La profesora en cuestión ahora ya no da clases, sino que tiene un cargo público importantísmo en el Instituto de la Mujer catalán.

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  2. Este tabú es genial, fundamental..
    No quiero enrollarme mucho ahora, simplemente mandar un saludo a la gente del taller, desde Joan Carles a l@s más desaparecid@s (molan esas arrobas feministas eh jejeje), entre quienes me he encontrado yo porque el final de curso me ha tenido sucuestrado!

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  3. Ei! Gracias Alfredo! Saludos desde una calurosa y empapada Barcelona... ;-)

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  4. Estas vacaciones he disfrutado de la lectura de "El cerebro femenino" de Louann Brizendine. Una mujer mayor me comentó que le hubiera gustado leer este libro a mi edad. Yo pensé: "ojalá lo hubiera leído yo con 15 años".

    Os dejo con un resumen del epílogo que va en la dirección que menciona Joan Carles y que me llenó de emoción:

    Si tuviera que transmitir a las mujeres una lección aprendida mientras escribía este libro, sería la de que comprender nuestra biología innata nos permite planear mejor nuestro futuro. Actualmente, cuando tantas mujeres han ganado el control de su fertilidad y logrado la independencia económica, podemos crear una hoja de ruta para el camino que queda. Esto significa introducir cambios revolucionarios en la sociedad y en nuestra elección personal de pareja, carrera y momento oportuno para tener hijos.

    […]

    Actualmente (debido a que las fases de la vida se han estirado considerablemente), en la época en la que “el cerebro de mamá” se hace cargo del poder, las mujeres están completamente dedicadas a su carrera y eso significa una lucha dura y prolongada por el efecto de la sobrecarga de los circuitos cerebrales.

    […]

    Hay quien desea que no existan diferencias entre hombres y mujeres […] Sin embargo, la realidad biológica señala que no existe un cerebro unisex. Está arraigado el temor a la discriminación basada en la diferencia, y durante muchos años, quedaron sin examinar científicamente las nociones acerca de las diferencias de sexos, por miedo a que las mujeres no pudieran reclamar la igualdad con los hombres. La pretensión, empero, de que mujeres y hombres son lo mismo, a la vez que perjudica a ambos daña, en definitiva, a las mujeres. La perpetuación de la norma masculina típica significa desconocer las diferencias biológicas reales de las mujeres en gravedad, vulnerabilidad y tratamiento de las enfermedades. También deja de lado las diferentes formas en que ellas procesan las ideas y por ende perciben lo que es importante.

    Asumir la norma masculina significa también minusvalorar los poderosos recursos y talentos específicos del sexo que tiene el cerebro femenino. Hasta el presente las mujeres han tenido que efectuar una intensa adaptación cultural y lingüística en el mundo del trabajo. Hemos luchado por acomodarnos al mundo masculino.

    […]

    Al escribir este libro me he enfrentado con dos voces en mi cabeza: una es la verdad científica; la otra la corrección política. He optado por subrayar la verdad científica por encima de la corrección política, aun cuando las verdades científicas no sean siempre bien acogidas.

    […]

    Mientras los circuitos del cerebro femenino no han cambiado mucho en un millón de años, los retos modernos de las diferentes fases de la vida femenina son notablemente distintos de los que conocieron nuestras antepasadas.

    […]

    Vivimos en el seno de una revolución en la conciencia sobre la realidad biológica femenina, que transformará la sociedad humana. […] Las mujeres cuentan con un imperativo biológico para insistir en un nuevo contrato social que tenga en cuenta a ellas y a sus necesidades. Nuestro futuro y el de nuestros hijos depende de ello.

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