martes, 13 de mayo de 2008

Monstruos

El Marques de Sade, que murió dos años antes del naufragio del Medusa, siempre me ha caído bien. Llegué a él de jovencito, cuando leí "Yo, Sade" de Rafael Conte.

Nos encontramos ante un personaje que se sale de toda categoría estanca, como ya comentaba días atrás. Un monstruo -así era considero por entonces- que por sus ideas, algunas hoy todavía revolucionarias, sigue catapultándose hacia el futuro. Otro aspecto fascinante es que, sería un error negarlo, se hace difícil discernir dónde empiezan y acaban el Sade persona y el Sade personaje, el mito.

No entraré en valoraciones sobre su obra literaria, que se distribuía fervorosamente por los bajos fondos de París cual P2P. Pero sí en una cuestión de su ideología -y en consecuencia de su biografía- que me parece muy adecuada para la ocasión...

Marques de Sade Hasta los 23 años tuvo una vida más o menos normalizada, sin embargo, después de casarse, empezó su carrera de libertinaje. Excesos sexuales -para la época- de toda índole le llevaron a la cárcel, incluso con pena de muerte. Pero llegó la Revolución Francesa -hay quien dice que él incitó la toma de la Bastilla- y fue liberado. Y no solo eso sino que desempeñó cargos públicos a pesar de su origen aristocrático. Pero aquello duraría poco: durante el Reinado del Terror de Robespierre fue acusado de ser demasiado moderado y de nuevo condenado a muerte. La suerte estuvo de su parte y volvió a la calle. Pero en 1801 lo volvieron a encerrar por meterse con Napoleón. Su familia consiguió que lo trasladaran a un manicomio, donde murió años después, acompañado por su última amante, una niña de trece años que trabaja allí.

¡Impresionante su caso! Condenado a muerte por dos regímenes supuestamente opuestos. Volvemos a las dicotomías. Está claro que este materialista ateo -que tenía la búsqueda del placer personal como principio más elevado- no podía tener lugar en aquel mundo. Y puede que tal vez ni siquiera en este, a pesar de que esté totalmente impregnado -nuestro presente- de Sade.

Y entonces me pregunto, os pregunto: ¿quién leches sería hoy Sade? ¿A qué se dedicaría? ¿Con quién se metería? ¿Sobre qué escribiría? ¿Nos recuerda a alguien que salga hoy en los medios de comunicación? ¿Alguien que sea odiado tanto por la derecha puritana como por la izquierda buenrollista?

4 comentarios:

  1. Se me ocurre, así a bote pronto, algo de lo que se habla mucho estos días: el Grand Theft Auto. Yo nunca he jugado pero vengo oyendo desde hace años todo tipo de comentarios, y parece que provoca urticaria tanto a los santurrones de la derecha como a los progres, también santurrones de lo políticamente correcto. Supongo que se podría decir que los de Rockstar Games son unos monstruos en el sentido en que explica el post. Hillary Clinton (ferviente enemiga del GTA) se ha ganado a pulso la creativa venganza de que le pongan su cara a algún personaje del juego.

    Por otra parte se da un fenómeno cuando menos llamativo en el campo de los videojuegos y es que existen dificultades por parte de estos fervientes críticos para distinguir la realidad de la ficción, algo tan básico como que el comportamiento de un personaje no es el comportamiento de su creador ni de su receptor, sino que forma parte de un hilo argumental. Creo que esto guardaría cierta relación con lo que comenta JC sobre los límites del personaje del Marqués de Sade, qué es él y qué son sus personajes.

    Al hilo de esto no he podido evitar acordarme de la fallida crítica de Rosa Montero a la serie Dexter (por la cual se ha ganado, me consta, más de un enemigo) en la que afirmaba sin pestañear que quien consume productos en los que se refleja violencia se vuelve violento. Por una parte no sé qué pensará la señora Montero de los telediarios pero siguiendo esta argumentación la población mundial seríamos una panda de psicópatas despiadados. Por otra parte, y que conste que yo no soy una gran fan de Dexter, verla y concluir que es una apología de la violencia es no entender nada en absoluto. Así que creo que Rosa Montero ha hablado desde el desconocimiento total y más grave aún, voluntario, basándose en una nutrida batería de prejuicios, muy recurrente por parte de esa "izquierda buenrollista" de la que habla JC (la derecha santurrona tiene la suya propia). De todas formas, a este artículo sobre Dexter, ya contestó Hernán Casciari de manera magistral en su Blog Espoiler.
    Y al final se me han ocurrido demasiadas cosas…

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  2. Hola María.

    Gracias por tu fantástica aportación. De hecho, te nos has adelantado porque ya tenía la intención de hablar tanto de la saga de videojuegos "Grand Thef Auto" como de la serie "Dexter" (de la cual, por cierto, yo sí soy un gran fan).

    Muy buena la idea de citar a Rosa Montero (atención: su artículo se llama "Sadismo", jeje) y la divertida respuesta de Hernán Casciari en su blog "Espolier". No dejéis de leerlo...

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  3. Hola! es la primera vez que comento, y es que el otro día en la biblioteca, encontré -aún no sé cómo_ un libro de Mijail Lermontov que se llama "Un héroe de nuestro tiempo" y aunque a lo mejor a primera vista no tenga mucha relación, me recordó a este post y el taller, y encontré una excusa para comentar algo, aunque no fuera de mucho interés.
    Quizá cuando lo lea pueda aportar algún "monstruo", o no.
    Alguien sabealgo sobre este libro?

    Por cierto, aunque no comente, leo el blog, y tengo que felicitarte -como los demás ya han hecho-, porque está genial, lo primero; y lo segundo, por tus "noches blancas".

    :)

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  4. Hola Sonia, gracias por tus palabras. Desconozco al tal Mijail Lermontov, aunque según la Wikipedia: "Dolido y despechado por el amor no correspondido hacia varias mujeres, hombre de carácter huraño y lengua afilada, retó y fue retado a varios duelos y llegó a ser herido en más de una ocasión, hasta que finalmente muere en Piatigorsk, con 27 años, en julio de 1841, en un duelo mantenido con Nicolái Martýnov. Para este duelo elige, expresamente, el borde de un precipicio a fin de que, si uno de los combatientes cae herido mortalmente, su destino quede sellado". ¡Todo un Barry Lyndon! Cuéntanos qué tal el libro... ;-)

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